Crazy

Obviamente no era buena idea, no podíamos hacer eso. En esa clase de situaciones maldecía al destino por haberme dado un novio psicópata. Lo amaba, pero a veces dudaba si él lo hacía, sólo pensaba en su desenfreno, y cómo lograr lo que se proponía. Y aquí va la pregunta del siglo... ¿por qué yo tenía que estar con él cuando aquello ocurría?, o mejor dicho, ¿por qué él lograba convencerme para ayudarlo?

-Es aquí-
Me soltó de la mano, sonrió triunfante al ver que ya estaba logrando lo que se proponía.
-Es mala idea... no puedo...-
Dí dos pasos hacia atrás, quería correr, pero sin duda alguna, Daiki me tomó del brazo.
-Te necesito, debes quedarte-

A veces me preguntaba si era su novio o su mascota. Suspiré resignado, miré hacia al frente.

-Ven-

Volvió a tomarme de las manos y sonrió, caminamos lentamente hacia aquella habitación mientras temerosamente me bajaba el cierre del pantalón. Tocó la puerta, escuchó el permiso de entrada, giró su cabeza y me guiñó el ojo, bajó su cierre y con un fuerte suspiro, entramos.

-¡AHHHHH!-

No podía haber otra reacción, aquellas personas se quedaron en total shock al vernos en ese estado. El pantalón en los tobillos seguido del bóxer, nuestros traseros exhibidos con nuestros cuerpos en noventa grados. Sólo fueron diez segundos, sólo aguantaba la desvergüenza ese tiempo. Salimos corriendo del salón, estaba sonrojado, en verdad mi autovaloración se desmoronaba. Y ese chico que se dice llamar mi novio, con una sonrisa dibujada en el rostro, ¿cómo podía sentir satisfacción después de hacer semejante tontería?
Corrimos lo suficiente para no ser alcanzados, nos detuvimos en una de las tiendas, Daiki se apoyó en sus rodillas tragando el aire que necesitaba.

-Fue... muy divertido-

Lo miré mientras sonreía.
-Estas... estas loco-
-Lo sé-

Rió al decir eso, negué con la cabeza resignado. Daiki me sonrió, se acercó lentamente a mí y me dió un dulce beso en la mejilla.

-¿Acaso no me amas así?-
Sonreí, lo tomé del mentón y junté mis labios con los suyos en un corto beso.
-Tienes suerte de que te ame como te amo-
-¿A sí? ¿Por qué?-
-¿Crees que alguien que no te ame te acompañaría a hacer estas cosas?-

Me abrazó suavemente apoyando su cabeza en mi pecho, hundió su rostro en el y dijo:

-Tu corazón... late muy rápido-
Volví a sonreír, lo presioné más a mi cuerpo.
-A veces, no sé si es por tus travesuras o... por estar junto a ti-

FIN