InooDai nº 04

Ayer pasé por tu casa, pero creo que no me viste. Tu ventana estaba abierta, intenté hacer ruido, pero no fue el suficiente. Por la noche te llamé, no tenía sueño, nunca lo tengo cuando juego con mi celular y ''casualmente'' aparece tu nombre al apretar uno de los botones. Quise insistir, pero supuse que cinco veces ya eran demasiado. Hoy por la mañana recordé que es tu cumpleaños, no pude llamarte, mi celular estaba muerto. Fui a tu casa, aún la ventana seguía abierta, tiré algunas piedras, pero ninguna te llamó la atención, o quizá no puse demasiada fuerza. Hoy, a pesar de ser tu cumpleaños, no he logrado verte, estoy seguro que es por mi culpa, no he puesto mucho empeño, sé que estás aún en tu habitación, esperando por alguien que te salude...

Hoy me senté en la segunda banca de la columna derecha de aquel parque que maravillosamente logró que nos conociéramos. Aún desde aquí puedo ver el puente que por primera vez cogió nuestras manos. La cafetería del frente, sigue igual, nada ha cambiado, el mismo letrero que alguna vez pintamos, las doce sillas de afuera que desde hace mucho no desastillamos, ah, el viejo espejo de la puerta principal, aún mantiene la pequeña marca que hice mientras tú hacías de 'campana'.

Justo ahora, unas lágrimas están cayendo, no, no soy yo... el cielo ya se puso gris y las nubes muy opacas, al parecer ha comenzado a llover. Un fuerte trueno me hace recordar lo felices que un día fuimos cuando jugábamos con el lodo...

¿Sabes? Justo ahora estoy perdiendo el sentido, mis ojos están algo débiles, mis labios muy resecos y mi corazón muy acelerado. No, no moriré porque sé que no puedo hacerlo, si tu indiferencia y mi estupidez se fueran así... justo ahora estaría muriendo.

Hoy, Daiki, me he dado cuenta que no sirve de nada amarte cuando en este momento te encuentras sonriéndole a él.

FIN